miércoles, 3 de mayo de 2017

Estos son los efectos en el cuerpo humano tras la explosión de una bomba atómica

escrito por: Miguel Jorge.

¿Hasta qué punto afecta el impacto de una bomba atómica en nuestro cuerpo? 

Dependiendo del tipo, el radio donde nos encontremos y el rendimiento de la explosión es posible desde una muerte instantánea hasta una serie de efectos graduales con el paso del tiempo. Esto último ocurrió tras la bomba de Hiroshima con unos resultados tristemente históricos con los que el hombre supo a qué se enfrentaría si volviera a ocurrir.




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Y es que las explosiones en el mundo real tienen muy poco que ver a las que vemos en los grandes producciones de cine. En la vida real, las explosiones, del tamaño que sean, son terriblemente mortales. Un explosivo potente como puede ser una bomba casera o proyectiles de artillería opera en una escala muy diferente a una bala o los fuegos artificiales. La gran diferencia la encontramos en la primera detonación, cuando la energía se irradia llegando a poder viajar por encima de la velocidad del sonido.

Cuando una bomba se detona, la energía liberada por la explosión se dispara hacia fuera en todas las direcciones a la vez, y lo hace a velocidades de entre 3 y 9 kilómetros por segundo. Esta expansión en forma de esfera se comprime y acelera las moléculas de aire que rodean a una onda expansiva supersónica. Sólo ocurre durante un breve espacio de tiempo, unos pocos milisegundos, pero es ahí donde encontramos la causa principal de las lesiones y daños en una explosión, y cuanto más cerca estemos de la fuente de la misma, mayores serán los efectos.






Foto: Réplica de Little Boy.

Llegados a una bomba atómica, los efectos sobre el cuerpo humano se magnifican. En el caso de la utilizada en Hiroshima, llamada Little Boy, fue una bomba considerada de “bajo rendimiento” (teniendo en cuenta que mató a 140.000 personas). Se trataba de una bomba de uranio que pesaba 4.400 kilogramos y tenía tres metros de longitud. Su potencia explosiva era de más de 16 kilotones, o lo que es lo mismo, el equivalente a cerca de 16.000 toneladas de TNT.

Desgraciadamente, la bomba sobre Hiroshima sirvió de prueba para evaluar el rastro que dejó sobre el cuerpo humano tras el rendimiento de esos 16 kilotones. Unos efectos que se pueden dividir en las siguientes categorías.

Etapas y efectos sobre el cuerpo humano tras la explosión en Hiroshima



Foto: Hiroshima tras la bomba Atómica. Everett Historic / Shutterstock


  • Etapa inicial (1-9 semana): obviamente nos encontramos ante el espacio donde se producen el mayor número de muertes, con un 90% de estas producidas por las lesiones y quemaduras térmicas y/o los efectos de la explosión y el 10% restante debido a la exposición letal a la ultra radiación.
  • Etapa Intermedia (10-12 semana): Este es el período donde las muertes son producidas por las radiaciones ionizantes de un rango letal medio.
  • Etapa tardía (13-20 semana): Primer período donde existe una cierta mejora en las condiciones de los supervivientes.

Período final tras las primeras 20 semanas: Esta etapa se caracteriza por un gran número de complicaciones derivadas de la curación de las lesiones térmicas. El tiempo de exposición al que hayan estado expuestos los supervivientes determinará una serie de trastornos en la sangre y enfermedades derivadas. Además, la radiación ionizante por encima de una dosis de alrededor de 50-100 milisieverts en la exposición aumenta drásticamente la posibilidad de morir de cáncer en algún momento de la vida del sujeto.
Algunos científicos han acabado estimando que si hubiera una guerra nuclear sobre las ciudades que resultara 100 veces el tamaño de la bomba de Hiroshima, el conflicto causaría la pérdida de decenas de millones de vidas teniendo en cuenta únicamente los efectos climáticos a largo plazo.

Foto: Hiroshima. Everett Historic / Shutterstock

Tras una explosión nuclear como la de Hiroshima, en la etapa inicial las lesiones por onda de presión serían mínimas debido a que el cuerpo humano puede sobrevivir hasta los 2 bar (unidad de presión). En contraste, la mayoría de edificios sólo pueden soportar hasta los 0,8 bar. Por esta razón si nos encontráramos en el hipotético caso de estar en el radio de una explosión nuclear, tu destino estaría estrechamente ligado a la supervivencia de los edificios, los cuales tendrían una “armadura” a las ondas de presión menores a las tuyas. Tras Hiroshima se llevaron a cabo estudios que mostrarían el destino de los allí presentes tomando como referencia únicamente la sobreexposición:


  • Más de 0,8 bar: 98% de probabilidades de estar muerto, 2% de estar herido
  • De 0,3 a 0,8 bar: 50% de probabilidades de estar muerto, 40% herido, 10% sin grandes consecuencias
  • De 0,14 a 03 bar: 5% de probabilidades de estar muerto, 45% herido, 50% sin grandes consecuencias

Los daños inmediatos terminan con el fallout (o lluvia radioactiva local). Se trata del momento donde gran parte de la ceniza y polvo en ascensión procedentes de la explosión empiezan a caer y depositarse en el suelo unas horas después. Hablamos de material irradiado que incrementa los niveles de contaminación radioactiva en la zona, además, llena el aire de partículas que pueden ser ingeridas por todos los supervivientes a través de las vías respiratorias.

Tipos de exposición radioactiva tras un impacto nuclear


Foto: Quemaduras de una mujer expuesta en Hiroshima al pulso térmico.

En una explosión nuclear el cuerpo humano puede ser irradiado por al menos tres procesos. El primero y más importante, el que causa las quemaduras, se debe a la radiación térmica no causada por la radiación ionizante.

También existe el riesgo de envenenamiento por radiación interno por la ingestión de partículas si el sujeto se encuentra en una zona de lluvia radioactiva. En este caso hablamos de daños a los tejidos de órganos debido a la exposición excesiva a la radiación ionizante (radiaciones penetrantes de alta frecuencia muy extremas y peligrosas para el cuerpo independientemente de la parte del mismo que “toquen”). Hay numerosos síndromes letales de radiación como la muerte de la médula ósea, el síndrome prodrómico, la muerte del sistema nervioso o la muerte gastrointestinal.

Tras estos casos podrían entrar los efectos a corto plazo, aquellos que ocurren a partir de la sexta a la octava semana. Un momento donde la piel está dañada debido a la congestión de los vasos sanguíneos, además, comienzan a producirse otros efectos por la exposición que mediremos a partir del Gray, la unidad que mide la dosis absorbida de radiaciones ionizantes:

0,1 gray: en el hombre causaría una importante baja en el número de espermatozoides durante un máximo de un año. Una dosis de 2,5 gray haría estéril al hombre entre 2 y 3 años. 4 gray lo haría estéril permanente

  • 1-2 gray: En la mujer causaría daño temporal en los ovarios que puede llegar a suprimir la menstruación durante largos períodos. Una dosis de 4 gray causaría la esterilidad permanente.
  • 2-3 gray: pérdida de cabello
  • 7 gray: pérdida de pelo en el resto del cuerpo
  • 10-20 gray: aparición de ampollas y úlcera
  • 50 gray: insuficiencia pulmonar y muerte en unos pocos meses

Tras estas reacciones acabamos con los efectos a largo plazo, un momento donde las probabilidades de cáncer crecen tras la exposición a una bomba nuclear. Aproximadamente 1 de cada 80 personas expuestas a 1 gray morirán de cáncer y 1 de cada 40 personas tendrá algún tipo del mismo.


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